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lunes, 20 de febrero de 2012

¡No Juzgues!


por Enrique Monterroza
Días como hoy son los que me canso de ver y leer a tanta gente perfecta, y digo perfecta porque hoy en día abundan personas que lo saben todo, que son muy buenos para todo, que siempre tienen la opinión perfecta, que siempre saben cómo se tienen que hacer las cosas, que siempre encuentran un error en los demás, y que sobre todo son dueños de la verdad absoluta.
Es muy triste pero nosotros los cristianos a veces podemos llegar a ser las personas más despreciables del momento, porque decimos saberlo todo, porque decimos amar a Dios cuando ni siquiera somos capaces de amar al que está frente de nosotros porque simplemente no hace lo que nosotros quisiéramos que hiciera o porque simplemente no apoya lo que nosotros decimos.
Se nos hace tan fácil criticar, menospreciar, destruir, pero sobre todo pisotear al que se tropieza, pero se nos hace imposible extender una mano sin prejuicio alguno y aun mas imposible tratar de levantar y restaurar a aquel que fue despreciado por toda la comunidad.
¡Si Jesús caminara en estos tiempos por nuestras calles y visitara nuestras Iglesias!
(Ojo, lo hablo en sentido físico)
Y es que la reflexión de hoy es de esas que se te va ser difícil compartir, comentar o se te va hacer difícil terminar de leer, es de esas con las que no me hare popular (que por cierto no lo pretendo), pero es una de esas en donde personalmente estoy cansado de tanta injusticia e hipocresía.
¿Por qué somos así?, ¿Por qué somos tan duros y crueles con nosotros mismos?, ¿Acaso no jugamos para el mismo equipo?, ¿Acaso no tenemos todos un mismo objetivo? ¿No somos hijos de un mismo Padre? ¿No estaremos juntos por una eternidad?
A veces queremos hacer el trabajo que le corresponde a Dios, y menos mal que no somos Dios, porque si lo fuéramos ya hubiéramos enviado a muchos al puro infierno. Y es que somos tan profesionales para juzgar y decretar un juicio, pero somos tan lentos para verificar si lo que vemos o pensamos es lo que realmente sucede.
¿Cuándo te delego Dios para juzgar a tu hermano?, ¿En qué momento te otorgó el privilegio de enjuiciar a la persona con la que no compartes ideas o visión?
Si vemos que alguien tropieza o cae, somos los primeros en desaparecer de su círculo, somos los primeros en apártalo de lo “santo”, somos los primeros en olvidarnos que un día también nosotros necesitamos de una mano extendida que nos ayudara a restaurarnos.
Si alguien que era usado por Dios y que admirábamos humanamente hablando, comete un error, pareciera que todo lo que anteriormente hizo no valió la pena para nada y ahora se ha convertido en un derrotado y pecador empedernido, ¡Como que nosotros fuéramos tan perfectos y nunca falláramos!
A veces lo que nos falta es sinceridad y humildad para reconocer que nosotros a veces estamos hasta peor que algunos a quienes juzgamos, a veces nos sobra valor para juzgar y criticar, pero no somos lo suficientemente hombres (hablándolo en el sentido espiritual), como para reconocer que también tenemos muchas áreas en nuestra vida de las cuales no nos orgullecemos y que de salir a la luz nos avergonzarían.
¡Si Jesús viviera entre nosotros en este tiempo!
¿Sabes porque admiro a Jesús?, lo admiro porque se hizo hombre, viviendo entre nosotros, conociendo nuestro estado de primera mano y decidiendo morir por mí y por ti, pero también lo admiro porque nunca tuvo una palabra de juicio para los débiles, para los fracasados, para los que se les hacía difícil acercarse a Él. Jesús no juzgaba, Él perdonaba, Jesús no menospreciaba, Él les daba valor.
A los únicos que Jesús critica era a los que se creían tan bueno, a esos fariseos y escribas, a esos doctores de la ley que creían que eran superiores a todos por su vana religiosidad, a esos que se les era más fácil ponerles carga a los hombre y no llevarlas ellos mismos.
Esos que aparentaban lo que en realidad no vivían, esos que creían saber todo pero que en realidad no sabían nada, esos que tenían un manual de “santidad” muy diferente al que Jesús vino a enseñar, esos que se les hacía más fácil cerrar las puertas del perdón que perdonar. Esos que se les hacía más fácil menospreciar que aceptar. Esos que excluían en lugar de incluir.
A veces nos parecemos tanto a los fariseos que si Jesús viviera entre nosotros en estos tiempos no gritaría: “¡Sepulcros Blanqueados!”.
Yo me pregunto: Si Jesús viviera entre nosotros, ¿Seriamos capaces de juzgar y criticar como lo solemos hacer?, Si Jesús estuviera frente a nosotros, ¿Nos sería fácil pisotear al caído en lugar de levantarlo?, Si Jesús estuviera viéndonos frente a frente, ¿Seriamos capaces de poner tantas normas humanas olvidándonos de su gracia y misericordia? ¡Ay! Si Jesús estuviera frente a nosotros seriamos las ovejitas mas mansas que existieran. Pero como físicamente no lo vemos en lugar de ser ovejitas muchas veces nos convertimos en lobos que devoran a sus ovejas.
Discúlpenme pero no me puedo imaginar a Jesús criticando, menospreciando, dándole la espalda a los que tropiezan, no puedo imaginármelo pisoteando la mano del caído, no puedo imaginármelo echando a la gente de la Iglesia, no puedo imaginármelo poniéndole cargas a las personas que son difíciles de sobrellevar, ¡No! Lo siento, no puedo tener una imagen de Jesús diferente a lo que la Biblia nos enseña.
Personalmente no estoy de acuerdo a permitir cualquier cosa en las personas, pero no se puede obligar a las personas a no hacerlo, ese no es trabajo nuestro, ese es trabajo de Dios en la vida de cada uno, de hecho Pablo decía: “Todo me es licito, pero no todo me conviene”, Jesús lo dijo de esta forma: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y las demás cosas os vendrán por añadidura”.
Pero hay algo que Jesús dijo que es la base de todo lo que hoy quiero que reflexionemos y es lo siguiente:
“Algunos fariseos y maestros de la Ley comenzaron a hablar contra los discípulos de Jesús, y les dijeron: —¿Por qué comen ustedes con los cobradores de impuestos y con toda esta gente mala? Jesús les respondió: —Los que necesitan del médico son los enfermos, no los que están sanos. Yo vine a invitar a los pecadores para que regresen a Dios, no a los que se creen buenos”.
Lucas 5:30-32 (Traducción en lenguaje actual)
Esta es la clave: “Yo vine a invitar a los pecadores para que regresen a Dios, no a los que se creen buenos”.
Muchos oramos para que Dios nos haga que nos parezcamos a Jesús, de hecho el anhelo de muchos de nosotros es ser iguales a Jesús, pero no seremos igual a Él mientras no sintamos compasión por la gente, no seremos igual a Él mientras sigamos apedreando gente en lugar de perdonar, no seremos igual a Él mientras menospreciemos a los débiles y nos sintamos orgullosos de los “buenos”.
Cuando alguien se atreve a juzgar es porque se supone que tiene la suficiente autoridad moral y espiritual para hacerlo, sin embargo Jesús dijo:
“»¿Por qué te fijas en lo malo que hacen otros, y no te das cuenta de las muchas cosas malas que haces tú? Es como si te fijaras que en el ojo del otro hay una basurita, y no te dieras cuenta de que en tu ojo hay una rama. ¿Cómo te atreves a decirle a otro: “Déjame sacarte la basurita que tienes en el ojo”, si en tu ojo tienes una rama? ¡Hipócrita! Primero saca la rama que tienes en tu ojo, y así podrás ver bien para sacar la basurita que está en el ojo del otro.»”
Mateo 7:3-5 (Traducción en lenguaje actual)
¿Sabes? Yo sé de lo que te hablo, porque yo mismo hace unos años fui muy duro, me creí que casi era perfecto, juzgaba tan fácil al débil, llegue a menospreciar a los que no eran tan fuerte como yo (según mi ignorancia), era a veces muy cruel con el que tropezaba o caía, era un joven que tenía ideas equivocadas del amor de Dios y ahora me arrepiento de cómo llegue a ser, ahora que soy un adulto y madurado espiritualmente un poco más me doy cuenta lo que es realmente el amor de Dios, su misericordia, su gracia, la forma como cada día nos regala una oportunidad más para hacer mejor las cosas, me doy cuenta que la gente en lugar de rechazo quiere una mano extendida, me doy cuenta que es más fácil enseñarle a las personas del amor de Dios, porque estando enamorados de Dios nuestra vida tiene un cambio sobrenatural.
No tratemos de hacer el trabajo que le corresponde a Dios, Él es el único que puede juzgar y cuando lo hace su juicio es perfecto. No critiquemos, no menospreciemos, no nos creamos tan perfectos porque en realidad no lo somos, no pensemos que todos tienen que ser como nosotros, porque cada uno tiene una relación personal con Dios. No creamos que somos mejores que alguien, porque en realidad no somos mejores que nadie.
Vivamos cada día agradecidos porque Dios nos dio la oportunidad de ser sus hijos, si vemos a alguien que tropieza, extendámosle la mano, si alguien cae, levantémoslo, si alguien es débil, fortalézcamelo, si alguien falla, corrijámoslo con amor, mostremos lo que Dios nos ha dado a nosotros, ese amor tan puro con el que nos llamo, nos acepto, nos perdono y nos está restaurando.
Deja de criticar, menospreciar y creerte el más bueno de los buenos, porque no hay ninguno bueno sino solo Dios.
Jesús mismo nos hace esta invitación:
“No se conviertan en jueces de los demás, y así Dios no los juzgará a ustedes. Si son muy duros para juzgar a otras personas, Dios será igualmente duro con ustedes. Él los tratará como ustedes traten a los demás”.

Mateo 7:1-2 (Traducción en lenguaje actual)

Cuando nosotros en lugar de juzgar nos dedicamos a amar, a comprender, pero sobre todo a ayudar, nuestra vida cristiana se vuelve diferente, un gozo real inunda nuestra vida, toda amargura, enojo, resentimiento y todo sentimiento que nos lleva a juzgar desaparece, porque el amor de Dios estará inundando nuestra vida y es allí, y nada mas a allí cuando vamos a comenzar a disfrutar de lo que realmente es la vida en Cristo, una vida de amor verdadero hacia Dios y hacia nuestro prójimo.
¡No juzgues, ama!

domingo, 1 de enero de 2012

el reino de Dios y las tribus urbanas

Las tribus urbanas son una muestra de la variedad que caracteriza al mundo postmoderno. La postmodernidad valora la diversidad y, en este punto, coincide con Dios, el diseñador y autor de toda la variedad que nos rodea en la creación y en el mundo espiritual. El Reino de Dios no anula y uniformiza las tribus o subculturas, antes bien, las redime y santifica con el evangelio, ya que el Reino se convierte en la tribu que acoge a todas las tribus, la tribu de tribus.


UN MUNDO DIVERSO

Vivimos en un mundo increíblemente diverso. La variedad y la pluralidad están a nuestro alrededor miremos donde miremos. La explosión de formas diferentes se da en la flora, la fauna, los innumerables paisajes de nuestro planeta y, en nosotros mismos los seres humanos.
La humanidad está compuesta por diferentes razas. Todos los seres humanos tenemos diversos aspectos y somos diferentes, no únicamente en lo físico, sino también en lo emocional. Lo normal es la diversidad y la diferencia, lo sorprendente es la similitud. Ante tanta variedad nos sentimos verdaderamente sorprendidos cuando encontramos dos personas parecidas en lo físico y en el carácter. Incluso afirmamos con cierta frecuencia ¡Qué diferentes pueden llegar a ser personas que pertenecen a la misma familia! ¡Nadie diría que son hermanos!.
De hecho, la creación de Dios es un auténtico canto a la diversidad. No debemos perder de vista que tanta diferencia forma parte del diseño original de Dios. Existe diversidad porque así, premeditadamente, el Señor lo quiso. De hecho, afirmaríamos que la uniformidad es antinatural, que es evidente que no forma parte del diseño primitivo de Dios y, que no sería osado afirmar que es el pecado la causa de esta tendencia tan humana y tan poco divina hacia la uniformidad, todos iguales, todos pensando lo mismo, sintiendo lo mismo.
No únicamente en el ámbito de la creación se manifiesta la diversidad, también se da en el ámbito de lo espiritual. De nuevo vemos que la variedad forma parte del diseño original de Dios. Afirma la Escritura que el Señor nos ha hecho un solo cuerpo ¡Cierto! Pero también indica que ha establecido diversidad de dones, diversidad de ministerios y diversidad de funciones. La unidad de Dios nunca mata la diversidad, antes al contrario, la remarca, la pone de manifiesto, la potencia. Romanos 12, 1 Corintios 12 y Efesios 4 son buenos ejemplos.
Pablo, escribiendo a las comunidades cristianas que se reunían en la ciudad de Corinto afirma que esta diversidad, de la que hablábamos anteriormente, es así porque el propio Espíritu Santo lo ha querido de esta manera. Es Él quien ha llamado a la gente y, según las palabras del apóstol, ha distribuido los dones según a Él le ha placido, le ha dado la gana.
FAMILIA, SACERDOCIO, NACIÓN Y PUEBLO

Otro apóstol, en este caso Pedro, escribiendo a las comunidades cristianas afirma, Pero vosotros sois una familia escogida, un sacerdocio al servicio del Rey, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios, destinado a anunciar las obras maravillosas de Dios, que os llamó a salir de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa (1 Pedro 2:9)
La primera parte de este versículo describe lo que somos. Déjame que llame tu atención sobre la palabra nación. En el original griego el vocablo que se utiliza es etné, que nosotros traducimos en castellano como etnia. Una etnia es una comunidad humana que es definida por afinidades de diverso tipo, pueden ser raciales, culturales, lingüísticas, religiosas y un largo etcétera.
Pedro está afirmando que nos hemos convertido en una nueva etnia o tribu. Una etnia muy especial, formada, tal y como dice la Biblia por gentes de todo tipo de etnias. El Reino de Dios se convierte en la etnia de las etnias. La tribu en la que todas las tribus tienen cabida. Eso si, se trata de una tribu muy, pero que muy singular.
Esta nueva etnia no nos uniforma, recordemos que la uniformidad es ajena a la creación de Dios, antes bien potencia nuestra diversidad y la celebra como parte del diseño de Dios. En el Reino somos diversos en uno. Del mismo modo que una familia es diversa, todos nosotros somos hermanos diferentes de la gran familia de la cual Jesús es el hermano mayor.
La segunda parte del versículo describe a lo que somos llamados. Destinados a cantar, proclamar, anunciar, dar a conocer las grandezas del Dios que nos llamó. Ahora bien, ¿Qué significa esto en la práctica?
En Mateo 28:18-20 encontramos el pasaje que es bien conocido como la Gran Comisión. La palabra que aparece en el original griego es, nuevamente, etné. Somos llamados a hacer discípulos en todas las etnias. Nuestras Biblias lo han traducido como naciones y, al así hacerlo, han hecho confuso el sentido del versículo ya que parece que la Gran Comisión tenga un enfoque geográfico –naciones- en vez de tenerlo cultural o sociológico –etnias-.
Si leemos la Gran Comisión con su sentido original, etnias, y recordamos como habíamos definido las etnias, el mandamiento de Jesús cobra una nueva dimensión. Somos llamados a hacer discípulos, no necesariamente en un grupo racial o nacional, sino en las etnias o tribus que pueblan nuestros países. Somos llamados a llevar a cabo la misión, no únicamente a países, sino también a todas las subculturas dentro de nuestra cultura, es decir, a todas las etnias, a todas las tribus. La Gran Comisión adquiere en el mundo postmoderno una dimensión social y cultural, mientras que en el mundo moderno tenía una dimensión geográfica.
No estamos diciendo nada que no estuviera ya presente en la Biblia. El apóstol Pablo lo indica con total claridad cuando escribiendo a los Corintios manifiesta que se hace gentil para ganar a los gentiles y judío para ganar a los judíos. Me hago, afirma, como uno de ellos para ganarlos para la causa de Cristo (1 Corintios 9:20).
La lectura contemporánea de este pasaje sería, para ganar a los raperos, surferos, rastafaris, emos, okupas, maquineros, rockeros, internautas, montañeros, etc., etc. Me hago uno de ellos. Siempre, eso si, sin comprometer los principios y valores del evangelio que, hemos de afirmar de forma tajante, no es lo mismo que los principios y valores de la cultura evangélica. No confundamos el evangelio con los evangélicos.
Dios no quiere destruir las culturas de las tribus o etnias para imponer una cultura evangélica, tradicional y uniforme. Él desea transformar, redimir y santificar esas culturas. El evangelio debe encontrar la manera de hacerlo y de expresarse en medio de ellas. Piénsalo, eres llamado a ser un misionero enviado a tu etnia particular, a tu tribu, a tu entorno, a tu ambiente.
JESÚS SE HIZO UNO DE NUESTRA TRIBU

Juan 20:21 reflejan unas palabras importantes de Jesús, Como el Padre me envió, así yo os envío a vosotros. Jesús es nuestro ejemplo de cómo debe ser nuestro comportamiento hacia las etnias y su deseo de redimirlas con el evangelio.
El mismo evangelio de Juan, en el capítulo 1 versículo 14 nos indica, que Jesús se hizo ser humano y vivió en medio nuestro. Literalmente el griego afirma que plantó su tienda de campaña en medio de nuestro campamento. La encarnación es el modelo a seguir para poder plantar el evangelio y hacer discípulos en todas las etnias. Recordemos de nuevo las palabras de Pablo, él entendió perfectamente el concepto, hacerse como uno de ellos.
De la encarnación de Jesús podemos sacar tres principios –no métodos- de trabajo.
El primer principio es la presencia. Vivió en medio nuestro y como uno de nosotros. Era conocido como Jesús, el de Nazaret, el hijo de José y de María. Antes de comenzar su ministerio público se empapó y vivió a fondo la cultura de su etnia durante 30 años. Fue un judío hasta la médula, amante de su nación, respetuoso con sus costumbres, participante de la vida cultural, religiosa y festiva de su propia gente.
El segundo principio es la identificación. Jesús se hizo como tú y como yo. Su humanidad fue real, no fue un mero disfraz, no fue una pretensión de ser humano. A excepción del pecado, vivió y experimentó todo aquello que un ser humano puede vivir y experimentar, incluyendo la más humana de todas las experiencias, la muerte. Se despojó totalmente de su divinidad, tal y como indica Filipenses capítulo 2, y en su condición de total y absoluta humanidad se humilló hasta identificarse con los más bajos y más miserables de todos, los cobradores de impuestos y los pecadores.
El tercer principio es dar a conocer a Dios. Juan, en su evangelio, en el capítulo primero, nos indica que nunca nadie ha visto a Dios, sin embargo, Jesús, su hijo, nos lo ha dado a conocer. Jesús nos habló y nos dio a conocer a Dios de una manera que era relevante para nosotros, de una forma que pudiéramos entenderlo. Jesús nos muestra cómo es Dios y con su vida hace creíble el compromiso de amor que Dios tiene hacia nosotros.
¿Cómo somos enviados nosotros? Nosotros, que formamos parte de la etnia que acoge a todas las etnias, somos enviados como Jesús lo fue, a hacer discípulos en todas las otras etnias. No para uniformarlas, antes bien, para redimirlas con el evangelio. No para hacerlas evangélicas, sino para que el evangelio se exprese a través de ellas.

Como Cristo plantó su tienda en medio de su etnia, del mismo modo debemos plantar nuestras tiendas en medio de las etnias de nuestra sociedad.

La encarnación, ser como uno de ellos, es nuestro modelo de misión a las etnias de nuestras sociedades. Identificándonos con ellas, teniendo presencia en medio de ellas y dando a conocer a Dios de manera que sea relevante para esa etnia, es decir, usando sus símbolos y códigos de comunicación.

IDOLATRÍA POSTMODERNA

Uno de los grandes peligros de la postmodernidad es hacernos dioses a nuestra medida, conforme nuestros deseos e intereses. Los cristianos evangélicos no estamos a salvo de crear nuestros propios ídolos teológicos. Únicamente volvernos a Jesús puede salvarnos de este nuevo tipo de idolatría.




NO TE HARÁS IMÁGENES NI LAS ADORARÁS

El capítulo 17 del libro de Jueces nos cuenta la sorprendente historia de Micaía. Este personaje se construyó un ídolo con un dinero que le había robado a su madre. Después, contrató a un levita que se encontró de forma fortuita para que fuera su sacerdote personal. Tenía todo lo que necesitaba, su propio Dios y su propio sistema de culto, ambas cosas, naturalmente a su servicio. De hecho, su historia acaba con el convencimiento de Micaía de que las bendiciones de su dios estaban aseguradas.

El mandato bíblico tal y como aparece en Éxodo 20: 1-4 prohíbe expresamente que nos hagamos ningún tipo de imagen de Dios, que no nos fabriquemos ídolos y, naturalmente, mucho menos que los adoremos. Nosotros, los evangélicos, hemos usado este pasaje en nuestra confrontación con los católicos y les hemos acusado de idólatras y de romper de forma descarada uno de los diez mandamientos. Nos sentimos muy satisfechos de que, a diferencia de ellos, nosotros estamos libres de idolatría y no tenemos ni adoramos imágenes.

Lamentablemente no es del todo verdadero porque, si bien es cierto, que carecemos de ídolos de metal si que tenemos y, tremendamente poderosos, ídolos mentales. Porque la prohibición bíblica de no hacer imágenes no queda relegada única y exclusivamente al ámbito material, sino también al ámbito mental. Puedes crearte tu propia imagen mental de Dios y adorarla, reverenciarla e incluso manipularla a favor tuyo. Personalmente me dan mucho más miedo las imágenes mentales que las de metal (o madera, plástico metacrilato o cualquier otro material), ya que las primeras son mucho más poderosas, perniciosas y sutiles que las últimas.

Un poeta escribió, la mente se convierte en aquello que contempla. Esto es un arma de doble filo, porque si lo que contemplamos es bueno, nos transformamos a su imagen, pero es fácil imaginar que sucederá si aquello que contemplamos es una imagen equivocada. Es un principio antropológico que los pueblos moldean su carácter en función del tipo de dioses que adoran. Pueblos que adoran dioses de la guerra acostumbran a ser sanguinarios. Si nos convertimos en aquello que adoramos hemos de estar seguro que la imagen de Dios que tenemos es la correcta y la adecuada y, naturalmente, si estamos trabajando con jóvenes hemos de transmitirles una correcta perspectiva del Señor evitando la transmisión de mis propios ídolos.


ÍDOLOS TEOLÓGICOS

El hecho de que seamos cristianos y que tengamos la Palabra de Dios no nos hace inmunes al peligro de crear nuestras propias imágenes mentales de la divinidad. Tenemos la tendencia a pensar que nuestra imagen de Dios es fiel, objetiva y responde claramente a lo que las Escrituras enseñan. Permíteme decirte que eso no necesariamente es cierto.

Todos nos acercamos a la Palabra con un filtro teológico. Este es proporcionado por nuestro contexto religioso, iglesia, denominación, misión, etc. Este filtro hace que veamos a Dios, su relación con nosotros, con el mundo y la vida cristiana en general, de una manera muy determinada y precisa. Este filtro, permíteme la comparación, es como tu retina, ves a través de ella pero no eres consciente en la vida cotidiana de su existencia.

Tener un filtro teológico no es malo si somos conscientes de ello. No es pernicioso si reconocemos que lo que vemos a través de él es limitado, no es definitivo y puede, es más, necesita ser sometido a revisión. Lo que resulta fatal es cuando confundimos nuestro filtro con la realidad y nos pensamos que ambas cosas son similares. Entonces, nuestra imagen de Dios se ha convertido en un ídolo teológico, pero ídolo al fin y al cabo. Entonces, ya no estamos adorando al Dios único sino más bien a la imagen que de Él nos hemos formado a través de nuestro filtro teológico y a esa imagen adoramos y a semejanza de ella nos conformamos y se moldea nuestra vida.

Tener la Palabra de Dios no necesariamente es garantía de la carencia de filtros que condicionen nuestra interpretación de la misma. Los fariseos en tiempos de Jesús son un claro ejemplo de ello. Eran buenos conocedores y estudiosos de la Palabra, sin embargo, tenían su propio filtro que condicionaba de formal total la interpretación de la misma. Al respecto, Alan Hirsch, en su libro, Untamed: Reactivating a Missional Discipleship, dice lo siguiente:

Ciertamente este fue el problema de los fariseos: su doctrina se convirtió en algo tan consolidado que programó de antemano su comprensión de Dios. Eso significó que fueron incapaces de comprender a Dios tal y como se manifestó en Jesús: Jesús simplemente no encajaba con sus categorías teológicas. Sin embargo, rehusaron cambiar estas categorías para que encajaran con la revelación de Dios y, de este modo, acabaron rechazando al Mesías que tanto habían anhelado.

No nos engañemos, esto mismo puede sucedernos a nosotros. Podemos estar forzando a Dios dentro de nuestra estructura teológica para que se acomode a nuestros parámetros. Podemos estar creando un ídolo teológico y, lo que es más triste, sin tener conciencia de ello y juzgando como idólatras a aquellos que perciben a Dios de forma diferente. Ahora bien ¿Es posible evitar la creación de ídolos teológicos? ¿Podemos evitar el quebrantamiento del mandamiento divino de no hacernos imágenes?



JESÚS EL ANTÍDOTO CONTRA LA IDOLATRÍA MENTAL

Jesús es la única posibilidad de evitar la formación de ídolos que sustituyan al verdadero Dios en nuestras mentes y nuestras vidas. Considera estas citas bíblicas:

“A Dios nadie la vio jamás; el Hijo único, que es Dios y vive en íntima unión con el Padre, nos le ha dado a conocer”. (Juan 1:18)

“Cristo es la imagen del Dios invisible, el primogénito de todo lo creado. Todo lo ha creado Dios sustentándolo en él”. (Colosenses 1:15)

“Para esos incrédulos, cuya mente está de tal manera cegada por el dios de este mundo, que ya no son capaces de distinguir el resplandor del glorioso mensaje evangélico de Cristo, imagen de Dios”. (2 Corintios 4:4)

“Dios habló en otro tiempo a nuestros antepasados por medio de los profetas, y lo hizo en distintas ocasiones y de múltiples maneras. Ahora, llegada la etapa final, nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien trajo el universo a la existencia. Y el Hijo, que es reflejo resplandeciente de la gloria de Dios e imagen perfecta de su ser, sostiene el universo…”. (Hebreos 1. 1-3)

Estos versículos nos dicen algo muy importante, si quieres conocer cómo auténticamente es Dios debes de mirar a Jesús, porque como muy bien declaran las Escrituras, Jesús, quien él mismo es Dios, es el único interprete autorizado de cómo la divinidad es.

Lo podemos decir más alto pero no más claro, cualquier interpretación de Dios que entre en contradicción con Jesús debe ser desestimada como incompleta, inadecuada o sesgada, porque afirma la Palabra que Jesús es quien refleja al Padre y nos lo ha dado a conocer.

Esto es muy importante porque Jesús es el centro de la revelación de Dios, Él es la revelación final y definitiva que hace que todas las demás deban ser interpretadas a su luz. Eso, en la práctica, significa que no debes de mirar a Jesús a través de los ojos del Antiguo Testamento o de Pablo, antes al contrario, debes mirar hacia atrás, el Antiguo Pacto, y hacia delante, las epístolas, a través de los ojos del Maestro de Nazaret fiel reflejo de quién y cómo Dios es.

Por tanto, cualquier aparente contradicción entre el Dios de Israel o el Dios de Pablo ha de ser resuelta en Jesús, y si la contradicción aparente no puede se resuelta o reconciliada por nuestra mente, entonces debemos humildemente rendirnos ante Jesús, imagen perfecta de Dios.



APLICACIÓN PERSONAL Y MINISTERIAL

Nadie está exento del peligro de crearse ídolos mentales. Tú y yo debemos de tomar nuestra imagen de Dios y traerla humildemente ante Jesús para que la evalúe y nos indique, si es necesario, que cambios debemos implementar para asegurarnos que adoramos al verdadero Dios. No debemos tratar de forzar a Jesús en nuestra teología eclesial o denominacional, antes bien, debemos permitir que Jesús la redima.

De no hacerlo así, estaremos cayendo en el pecado postmoderno de crearnos nuestro propio ídolo, un dios que se ciña a nuestras expectativas, deseos, ilusiones o perspectivas teológicas. Pero que no será el Dios revelado en Jesús.

Del mismo modo hemos de revisar qué tipo de Dios estamos enseñando a nuestros jóvenes. Hemos de ser honesto y valorar si estamos acercando al Dios revelado en Jesús a nuestros jóvenes o, por el contrario, estamos acercando un ídolo prefabricado. Recordemos que, tal y como les sucedió a los fariseos, la posesión y conocimiento de la Escritura no nos vacuna contra ese peligro automáticamente.

Si nos convertimos en aquello que contemplamos, es urgente y prioritario que contemplemos al Jesús de los evangelios, lleno de amor, perdón, gracia, aceptación, preocupación por el pobre, el que sufre, el desvalido, comprometido con redimir todo lo creado por Dios y corrompido por el pecado. Al Dios de la santidad y la justicia pero, como dice Juan, lleno de gracia y verdad. Mira más allá de tus ídolos teológicos al verdadero Dios revelado en Jesús.

martes, 13 de diciembre de 2011

¿Cómo se si es el indicado(a)? por Enrique Monterroza


“Enséñame, oh Jehová, tu camino,
Y guíame por senda de rectitud…”
Salmos 27:11a
Tengo muchos años de escribir temas especiales para noviazgo, así mismo tengo muchos años de experiencia en el Ministerio Juvenil que me han dado pautas como para saber guiarme en temas específicos y si a esto le sumamos mi propia experiencias puedo concluir que se muy bien de lo que hablo, porque en la mayoría de veces me ha tocado vivirlo.
El tema del Noviazgo siempre es un tema muy atractivo y que encierra una gran cantidad de preguntas, no alcanzaría una conferencia de 5 horas para aclarar las diferentes dudas que los jóvenes y no tan jóvenes pueden tener. A diario recibo comentarios y correos de personas pidiendo consejos acerca del noviazgo, me atrevería a decir que un ochenta por ciento de los correos que piden consejeria se tratan de noviazgo. Es difícil dar una respuesta exacta, pues el noviazgo no se rige por un patrón en si, sino que Dios tiene muchas formas de actuar, pero sin salirse de los parámetros espirituales hacia los carnales.
Este día quiero hablar sobre la pregunta que TODOS en algún momento de nuestra vida nos hemos hecho o los que todavía no, se la harán tarde o temprano, la pregunta es:
¿Cómo se si es el indicado o la indicada?

Muchos de los que hacen esta pregunta quisieran que una voz del cielo se dejara oír y en el estruendo se escuchara: “Si es el” o “Si es ella”, pero eso JAMÁS ocurrirá, lo mas seguro es que si esperas esa voz que viene del cielo te quedaras a forrar Biblias por toda la eternidad.
Mira, vamos hablar como en mi país se dice: “Claro y Pelado”, te voy a dar por lo menos 4 aspectos que debes evaluar para saber si esa persona es la indicada para ti:
1. Su visión de vida es similar o por lo menos compatible a la tuya: Antes que nada si eres un hijo de Dios lo mejor seria que la persona con la que quieres formar un noviazgo comparta tus creencias, es decir que también sea cristiano, eso ayudara a poder evaluar de mejor forma esa futura relación. Digo esto porque la mayoría entablan noviazgos con personas que no tienen el temor de Dios como ellos lo tienen, esperando que “algún día cambiara” o “yo lo haré cambiar”, es mejor que por su propia cuenta busquen a Dios y no que por amor a ti vayan a la Iglesia sin tener una verdadera relación personal con Cristo.
Cuando hablo de una visión de vida similar me refiero a que vayan por el mismo rumbo, es decir: si tú eres una persona que te encanta servir al Señor, espero que busque a alguien que por lo menos apoye tu sentir. El problema de muchos es que les ganan las emociones se hacen novios y luego se dan cuenta que no piensan igual, que no tienen las mismas metas, que su vocación al servicio es totalmente diferente, etc.
Lo mejor seria platicara con esa persona, ver que cosas le gusta, saber que le gustaría hacer dentro de algunos años, ¿Que piensa sobre el servicio a Dios?, conocer toda su visión de vida para que tú seas conciente de eso y evalúes. Hay muchas relaciones amorosas rotas porque en algún momento alguien le dijo: “si te apoyare”, pero a las horas de las horas salen con la excusa de: “yo no siento el llamado de Dios, Dios te llamo a ti no a mi”. Evítate decepciones y conoce bien a esa persona antes de tomar una decisión tan importante como lo es el noviazgo.
Ahora bien, si su visión de vida es casi similar o por lo menos compatible, eso será una muy buena señal de que esa persona puede ser un firme candidato o una firme candidata a optar por ese lugar especial en tu corazón y en tu vida.
2. ¿Te vez con esa persona formando una familia y siendo feliz en un futuro?: Otra cosa a tener en cuenta a la hora de saber elegir es ponerte a pensar si te vez con esa persona a futuro, es decir: ¿Te vez con esa persona, entablando una familia, teniendo hijos, y haciéndose viejitos? Si lo tuyo es nada mas una emoción, tus planes no serán a futuro, entonces frente a eso es mejor no tomar ninguna decisión, ya que podrías dañar el corazón de la otra persona, porque quizá ese persona si se veía contigo a futuro.
Ahora bien, si tu te vez con esa personas a futuro, formando una familia, teniendo hijos, un lindo hogar y envejeciendo juntos, y la otra persona también se ve contigo, es una buena señal de que las cosas van por buen camino.
3. Existirá un Verdadero Amor: Hay algo mas que importante para saber si esa persona es la indicada o simplemente es una emoción pasajera mía, y esto es: “El Verdadero Amor que Exista”.
¡Ojo!, cuando me refiero a verdadero amor no es solo palabras bonitas, porque alguien puede decirte miles y miles de palabras bonitas y endulzar tu oído, pero eso no quiere decir que realmente te ame, las palabras salen de la boca y el viento se las lleva para donde el quiere, pero lo que cuenta son aquellos detalles que sin la necesidad de decir cosas lindas hacen que tu corazón se sienta estremecido de amor y que tu estomago sienta una cantidad inmensas de maripositas.
Cuando en dos personas existen un verdadero amor, ese amor lo soportara todo, lo esperara todo, se entregara por el otro y sobre todo nunca hará nada indebido, jamás se envanecerá, no será jactancioso, sino que siempre vera en primer lugar el bienestar de la otra persona.
El amor es lindo, el amor es una de las experiencias más hermosas que el ser humano puede experimentar y que no es algo pasajero, sino que es algo que permanece ahí hasta que el Señor nos preste vida.
Si tu un día dices amar a alguien, pero el otro día siente que no lo quieres, entonces es señal de que no estas claro en este punto, es decir, no tomes una decisión aun, pues si la tomas seguramente en un par de días o semanas veremos las consecuencias desastrosas: “un par de corazones dañados”.
Uno sabe cuando realmente ama y su amor es correspondido, esa es la clave de este punto, con lo que podemos sacar la pregunta mas importante de este aspecto: ¿Amas a esa persona y te sientes amado por ella o el?
Si la respuesta es si, entonces es señal de que el siguiente punto será el sello para saber que es el indicado o indicada para ti.
4. Dios te lo dictara a tu corazón y no existirá ningún tipo de duda o inseguridad para tomar la decisión de que esa persona es la correcta: Cuando un joven me hace una pregunta sobre si es correcto entablar un noviazgo con determinada persona, mi pregunta casi siempre es la misma: ¿Sientes paz en tu corazón o hay duda o inseguridad?
Y es que la duda e inseguridad son señales de que todavía no debes actuar. Tu puedes tener la misma visión de vida que la otra persona, puedes verte a futuro con el o ella, puede creer que la amas y te sientes correspondido, pero si en tu corazón HAY DUDA o INSEGURIDAD entonces NO TOMES NINGÚN TIPO DE DECISION.
Y es que hay muchos que por apresurar las cosas dicen: “Yo siento paz en mi corazón para estar con ella o con el”, pero realmente esa “PAZ” es INVENTADA.
Lo que sucede es que muchos jóvenes por querer estar con la personas que se supone que llama su atención, inventan la famosa “PAZ de Dios” para tomar la decisión, pero tarde o temprano esa mala decisión orientada por esa “paz” inventada, dará como resultado un FRASCASO rotundo.
Amados, no quieran engañarse a si mismos, inventando una “paz” que realmente no siente, se sincero contigo mismo, si aun no sientes paz y hay duda e inseguridad para tomar esa decisión, por lo que mas quieras: ¡NO LA TOMES!, porque arruinaras TODO. Es mejor esperar hasta que Dios de una respuesta. Nadie te va a quitar a la persona que sea para ti, el hecho que esperes en Dios no significa que alguien mas va venir y te la gane, pues si eso llegara a pasar es porque esa persona simplemente NO ERA PARA TI. Así de simple, NO era para ti. Pues cuando Dios te va a dar a alguien, el te guarda a esa persona especialmente para TI, nadie podrá quitártela porque esta etiquetada con tu nombre, si tan solo sigues la voluntad de Dios.
Cuando por fin sientas paz en tu corazón de tomar una decisión sea cual sea, TOMALA, posiblemente muchos que han consultado al Señor en esta etapa, quizá digan: “No siento paz” y quizá ese sentir te esta llevando a pensar que no es para ti, en esa caso, pregúntale al Señor si su respuesta es un No y ACEPTA.
Ahora bien, si la respuesta del Señor es positiva, entonces tu sentirás paz en tu corazón para tomar esa decisión, no habrá ni una pizca de duda ni inseguridad, tu sientes como Dios te lo dicta al corazón y te dice: “ES EL” o “ES ELLA”, no con una voz audible, pero sin con una seguridad TOTAL en tu corazón.
Cuando eso pase, entonces FELICIDADES, haz encontrado a la persona INDICADA para ti.

Es importante aclarar que Dios actúa de muchas formas, que no podemos encajonar la forma de saber que persona es la indicada para ti en estos cuatro aspectos, pero según mis años de experiencia en el área, puedo dar FE que por lo general este tendría que ser el proceso a seguir para responder a tu interrogante.
Amados, el deseo de mi corazón es que seamos sabios a la hora de tomar decisiones, no le prestes tu corazón a cualquier tipo que quiera venir a engañarte, hombres, no le presten su corazón a cualquiera mujer que quiera venir a engañarlos. Es necesario pedir dirección a Dios en TODO lo que hagamos, sea en el amor o en otras áreas, permite que Jesús sea quien GOBIERNE tu sentimientos y que el sea quien guíe la barca de tu futuro.
La respuesta de saber si es la persona indicada para ti si o no, esta en ser sensibles a lo que Dios tiene que decirte y aceptarlo tal y como sea la respuesta.

De la tristeza a la sonrisa


Hay una tristeza que te embarga en esta época, un recuerdo de algo que no has podido superar y menos olvidar y que para estos días se te hace más presente.
Te sientes triste pero sobre todo hay un sentimiento extraño dentro de ti, algo que hace que tu animo decaiga, sientes que las fueras se te acaba y te encuentras vulnerable frente a situaciones que en otro estado de ánimo fueran muy fáciles de resolver o de enfrentar.
La vida del ser humano está llena de recuerdo, tanto bueno como recuerdo también que no son muy agradables, pero que por alguna razón se anidan en nuestra mente y se hacen presenten en momentos puntuales de la vida.
Quizá en esta época se te vienen recuerdos de errores que cometiste, de situaciones que no hubieras querido que pasaran o situaciones que te dolieron mucho, todo ello te lleva a un estado de desgano, como llegando a una depresión.
Y es que hay algo de lo que debemos cuidarnos y es de no caer en una depresión, porque ello nos puede causar problemas, porque nos hará muy vulnerables a cualquier situación difícil que se nos presente.
Quizá tu digas: “No puedo, me siento mal y por más que quiera no puedo cambiar mi estado de ánimo”. Considero también que el estado de ánimo que tengamos depende de los pensamientos que anden rondando nuestra mente, es decir: Si pasas todo el día pensando en los errores que has cometido, en las situaciones que te dolieron o en personas que te hicieron daño, obviamente tu estado de ánimo no será sobresaliente, sino que te llevara a desanimarte.
Y hay algo que debemos de tener presente y es que cuando nuestro estado de ánimo está tambaleando somos fáciles de ceder ante el pecado, ante la tentación o de tomar decisiones equivocadas.
Hoy quiero darte algunos humildes consejos con lo que puedes salir de ese estado de tristeza y casi depresión en la que has entrado debido a recuerdo del pasado que aun hoy en el presente te duele y están creando un efecto negativo en tu mente:
1. El pasado es pasado y Cristo te ha hecho nueva persona. No puedes pasarte la vida pensando en las cosas que no debiste hacer o las que debiste hacer. Lo hecho, hecho esta y debes de estar consciente que te enfrentaras a resultados de todas las decisiones que tomaste ene el pasado, aunque eso no significa que las enfrentaras sola, porque ahora eres propiedad de Cristo, por lo tanto todo es nuevo a partir del momento en el que le entregaste tu vida a Él. La Biblia dice: “Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado, ¡una nueva vida ha comenzado!” 2 Corintios 5:17 (Nueva Traducción Viviente).
2. Lo que hiciste por mal que estuviera, si ya le pediste perdón a Dios, él ya te perdono. Hay muchos que no se creen perdonados porque consideran que lo que hicieron estuvo demasiado mal. Tienes que entender que cuando Dios te perdona, su perdón es un perdón: TOTAL, a tal punto que dice la Biblia: “Yo soy el que por amor a mí mismo borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados” Isaías 43:25 (Nueva Versión Internacional).
3. Tienes que dejar atrás todo eso que nada bueno te trae y proseguir hacia la meta. El Apóstol Pablo lo tenía muy claro y decía: “No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro sólo en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús” Filipenses 3:13-14 (Nueva Traducción Viviente).
4. Trata de pensar en lo bueno. A veces creemos que imposible pensar en otra cosa, cuando nuestra mente esta cautivada por lo negativo, pero los pensamientos que en nuestra mente se anidan son producidos por lo que vemos, oímos o vivimos, nosotros podemos cambiar eso a través de buenas prácticas, no hay manera de vencer al mal que a través del bien, por lo tanto el Apóstol Pablo nos da un consejo: “Finalmente, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo que es justo y bueno; piensen en todo lo que se reconoce como una virtud, y en todo lo que es agradable y merece ser alabado” Filipenses 4:8 (Traducción en lenguaje actual).
5. Recuerda, la posición en la que Cristo te tiene hoy en día. Ahora tú eres un hijo o una hija de Dios, ahora tú eres un Príncipe o una Princesa porque tu Padre es el Rey de reyes y Señor de señores, por lo tanto tienes que comprender que ahora Él vive en ti, por lo tanto TODO lo puedes porque Él es tu fortaleza. El Apóstol Pablo decía: “En realidad, también yo he muerto en la cruz, junto con Jesucristo. Y ya no soy yo el que vive, sino que es Jesucristo el que vive en mí. Y ahora vivo gracias a mi confianza en el Hijo de Dios, porque él me amó y quiso morir para salvarme” Gálatas 2:20 (Traducción en lenguaje actual).
Hoy quiero animarte a comenzar a pensar diferente, hoy quiero que sepas que no hay razón por la cual estar triste, Cristo ha pagado el precio por tu vida, ahora tu vida le pertenece a Él, ahora ya no vives para ti, sino que vives para Él.
Quizá te sientas triste en algún momento y es normal, pero siempre mantén presente en tu mente que tu gozo no proviene de un suceso humano o de una situación terrenal, tu gozo y tu fortaleza proviene del Señor que un día te amo con un amor tan puro y grande que transformo tu vida y te saco de la muerte a la vida eterna y ese suceso es suficiente razón como para no dejar de sonreír porque tu futuro a pesar de todo lo que te toque vivir en la tierra, está asegurado.
Por esa razón:
¡Regálale una sonrisa a Dios en señal de agradecimiento!

por Enrique Monterroza

domingo, 11 de diciembre de 2011

Que pensaria Jesús

Imaginemos que por un momento Jesús sin que no demos cuenta, se acerca a ti en tu platica cotidiana, pensando este es mi hijo yo morí por él, debe estar hablando de mi, de la palabra, dando testimonio, y cuál sería su sorpresa que al estar cerca, si eres un joven la plática, es una de tantas cual celular es mejor, lo más nuevo de la red, los videos más divertidos, algo sobre el futbol si tu equipo todavía está peleando por calificar, puedo ver como en Jesús se desdibuja una sonrisa, la expresión de alegría se convierte en confusión y compasión, por este hijo suyo, y sus palabras: pero apenas hace unos días prometió ser cada día más espiritual, prometió esforzarse, dejar de ser carnal, pero no ha podido, que pena que sus platicas solo sean de cosas temporales, que rápido se olvida de mi y eso que apena es lunes, y por la mañana, hay que trabajar mucho en él.
Y nosotros seguimos haciéndonos los sabios en cualquier tema, cuando la sabiduría debería ser en aplicar su palabra cada día, presumiendo la plática y cautivando a todos con tus palabras, hablando ahora de chicas, de programas de televisión, y de la película de moda, de cuantas veces has ido al cine en los últimos días, pero nada de cuanto has leído la biblia, nunca mencionaremos que no hemos aprendido un texto bíblico en meses, que pensaría Jesús, su sacrificio fue en vano, pues nosotros no cambiamos, estamos en el mundo y vivimos como si fuéramos del mundo, al menos nuestras palabras para con los demás, nos delatan, la palabra dice que : de la abundancia del corazón habla la boca; este pasaje nos dice que lo que decimos, lo que escuchan los demás, es un reflejo de nuestro corazón, lo que hay en nuestro interior, lo que son nuestras prioridades, apenas y se puede percibir que somos cristianos, y eso porque no decimos palabrotas, bueno eso siempre y cuando no nos hagan enojar.
En el caso de las chicas la cosa es tal vez mas interesante, una charla muy edificante cuando dos cristianas están juntas saliendo del templo, Jesús se acerca pensando: es domingo mis hijas si valoran el sacrificio que hice,

martes, 23 de agosto de 2011

3 Aspectos que los Jóvenes Deben Cuidar


Los jóvenes estamos expuestos a los ataques del enemigo, por ello, es necesario proteger tres áreas de nuestra vida que estan muy propensas a ser atacadas por las tentaciones.

Para ello, analizaremos Mateo 4:1-11 donde se cuenta que antes de comenzar su ministerio Jesús fue llevando por el Espíritu de Dios al desierto para ser tentado. Como jóvenes nos encontramos dentro de ese desierto donde nuestras vidas son probadas y tentadas. Jesús nos entiende claramente cuando pasamos una tentación, él saber lo que tenemos que batallar.

Jóvenes, muchos de nosotros nos sentimos sin fuerzas dentro de este desierto, pero Cristo es nuestra fortaleza y pronto auxilio. El diablo no es tonto, y sabía exactamente por cuales aspectos podía atacar la naturaleza humana de Jesús. Veamos cuales son:

[Físico] Jesús estaba hambriento y sediento, necesitaba alimento. Entonces el diablo le ofrece que convierta la piedra en pan. Pero Jesús responde contundentemente: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (v.4)” ¿En qué aspecto físico te está atacando Satanás?: sexo, vicios, malos hábitos alimenticios, homosexualidad, rechazo a nuestro aspecto físico y muchos otros. Pon todas tus fuerzas y confía en que Dios actuará en tu vida y sobre tu cuerpo. No dejes que tus decisiones te lleven a perder tu pureza e integridad. Estamos expuestos a satisfacer nuestros cuerpos, pero la Biblia dice que nuestros cuerpos son templo de Dios, por ello debemos cuidarlos. Las tentaciones físicas se nos presentan constantemente, pero contamos con la promesa de que Jesús está siempre con nosotros. Mantén una alimentación sana, aléjate de situaciones comprometedoras con el sexo opuesto, trata de hacer ejercicio. Ya que estado bien físicamente, tu relación espiritual con Dios también mejorará.

[Seguridad] En ocasiones nos sentimos inseguros, las situaciones de la vida nos hacen dudar de la existencia de Dios. Los jóvenes actualmente viven con cierta inseguridad sobre su futuro, amistades y economía. Sentimos incertidumbre y dudas por las señales que nos llegan del exterior. Satanás sabe que requieres de estabilidad y seguridad. Jesús fue llevado a un templo alto y fue expuesto para tentar a Dios, pero Jesús sabía que su Padre cuidaba de él, y reconocía que Dios no podía ser tentado. Dios conoce nuestra necesidad y cuando dejamos de confiar en que Dios cumplirá sus promesas estamos cayendo en la trampa del diablo. La depresión, la soledad, el miedo y la ansiedad porque otras personas nos acepten, son algunos puntos por los cuales el diablo nos debilita.
Joven, no dejes de depender en Dios en un momento difícil, o por una situación insegura, por una circunstancia adversa. Jesús sabe qué nos hace falta, pero también necesita conocer nuestra fidelidad. No te conformes con migajas, Satanás puede ofrecer certidumbre instantánea, pero Dios te ofrece seguridad eterna.


[Poder] La fama, el dinero, el reconocimiento, el poder, las riquezas son tentaciones a las cuales atamos propensos a caer. El diablo le ofreció a Jesús todos los reinos de este mundo y su gloria. ¿Qué te ha ofrecido Satanás últimamente, dinero, elogios, poder? Jesús contestó: Al Señor tu Dios adorarás y sólo al él servirás (v.9). Nuestro mundo nos ofrece muchas cosas, pero nada es gratis. El pago te lo cobrará la vida. Joven, no desperdicies tu vida en los deleites de este mundo, sino busca agradar a aquel que ha prometido lo mejor para ti. Que no te ahoguen tus amistades ni la sociedad te presione para tomar cierta decisión. Cuentas con la firmeza y el carácter para decir NO. Puedes ganar todo en el mundo, pero puedes perder tu eternidad.

Jesús nos enseñó cómo hacer frente ante la tentación. Medita la Palabra de Dios y obedécela de corazón. Escudriñar significa guárdala en su mente, memorícenla. Cuando venga la tentación, no te dejes vencer. Tu conoces muy bien cuáles son las trampas en las que es más fácil caer, trata de memorizar versículos que estén acordes a la situación que enfrentas y puedas repetirlos cuando llegue la tentación, y evita exponerte a situaciones que luego son difíciles de controlar.

Así como Jesús fue llevado por el Espíritu Santo, nosotros también somos llevados porque Dios quiere que mostremos fortaleza de carácter y quiere probar nuestra obediencia a él. Por ello debemos estar preparados ya que en todo momento Dios desea complacerse con nuestro estilo de vida.